viernes, 13 de agosto de 2010

Donde dije digo...

Gracias por las palabras en la otra entrada. Sinceramente, iba a cerrarlo porque pensaba que ya no necesitaba encadenar mas pensamientos, que no me servía de nada, que igual era algo que debía acabar, no por visitas o comentarios. Y también pensaba últimamente otras muchas cosas, y estaba equivocado...Cometo errores y lo seguiré haciendo.

Como el deseo que pedí ayer, aún sabiendo que no va cumplirse por culpa del cielo sin estrellas de Madrid. Pero es que no puedo evitarlo, irrumpes en cada sueño, en cada pensamiento. Estás en los cristales del metro, en el parque donde quedamos para fumarnos un cigarro, en las aceras por las que camino a veces con rumbo, otras tantas sin él.

No sé explicar por qué te echo de menos así, qué es lo que ha cambiado. Sólo me queda la esperanza de que te pase lo mismo a ti, pero sé que es posible que cuando vuelvas se rompa algo más que una ilusión. No estoy hecho para que nadie se fije en mí, y menos tú.

Y mientras tanto, aquí sigo sólo, más de lo que aparenta mi sonrisa, más de lo que a veces creo.

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