Hay gente a la que le encanta hacer trampas, en el juego y en la vida. Hay personas que no dudan en pisar a cualquiera que se ponga por delante con tal de conseguir lo que quieren: dinero, un trabajo, un reconocimiento...
Yo, afortunadamente, pienso que no estoy en ese grupo, que aún conservo algo de moral en este mundo tan enfermo. Me da igual que me pisen, me da igual que me engañen...Soy honesto y no pienso cambiar, prefiero que mi conciencia me deje dormir por las noches.
Más de una persona me ha dicho que en la vida no llegas a ningún lado siendo tan bueno, que se piensan que eres tonto. Pues yo creo que el talento y el esfuerzo son dos armas mucho más poderosas que cualquier daga envenenada, que el tiempo, más tarde o más temprano, pone a cada uno en su sitio.
Hay que ser legal en todos los aspectos
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