Destruir algo es más fácil que construirlo. Pero el verdadero reto viene después: reconstruirlo.
Ojalá todo resurgiera de sus cenizas cuan Ave Fénix, pero normalmente no es así. De hecho, creo que nada vuelver a ser lo que era al 100%.
Por mucho que te esfuerces, las segundas oportunidades nunca mejoran a las primeras. La reconstrucción exige un esfuerzo diario, una atención extra. Pero aunque la superficie vuelva ser igual, ¿el interior también lo es?
Yo creo que no...al fin y al cabo, tu sabes que esa cosa hubo un momento en el que estuvo rota, y ya no la vas a volver a mirar con los mismos ojos. Vas a andarte con más cuidado para evitar que pase otra vez, pero sabes que en el menor despiste puede volver a romperse, esta vez con más facilidad, y ya no volverá jamás.
Es importante aprender la lección
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